Depresión Postvacacional

Llega el momento de deshacer las maletas y, como no, la vuelta a la rutina, al trabajo, las prisas… siempre es difícil asumir que todo lo bueno se acaba y, en este caso, las tan deseadas vacaciones. Y sin darte cuentas puedes verte sumido en un círculo vicioso en el que esperas con ansias las próximas vacaciones o, en su defecto, el próximo puente. No se es consciente de que dentro de la jornada laboral aun puedes aprovechar el tiempo para poder disfrutar de tus seres queridos, del ocio, amigos etc y, por supuesto, de los fines de semana.


    En esta "vuelta al trabajo" se hace menos "dura" si se intenta sacar partido a lo que resta de jornada o ese fin de semana para poder hacer aquello que más nos satisface. Sin duda, los fines de semana son un gran aliado para poder pasar estas primeras semanas y adaptarnos a la realidad porque vivir de vacaciones es un idilio ¿verda?.

 

Dependiendo del grado de satisfacción que te proporcione tu trabajo podrás adaptarte antes o después a esta rutina. Vivir haciendo lo que deseas, lo que te gusta, es una de las claves más importantes para estar en paz con uno mismo. La falta de realización personal es uno de los puntos más comunes en la llamada “depresión postvacacional”. 

 

 A veces, sumido en la frustración laboral o personal, una persona puede llegar a obsesionarse con las vacaciones porque es el único momento donde puede sentirse satisfecho,  pero la vida son los 365 días del año, los cuáles tenemos que vivir de la mejor forma posible. Los días de descanso son imprescindibles para poder desconectar del trabajo, relajar la mente y disfrutar de ese tiempo libre que  permite compartir la vida con aquellas personas a las que quieres o con aquello que te realiza como persona, que da cuenta de quiénes eres.  Pues el trabajo tampoco es (o debería ser) la vida de una persona.

 

Hay que buscar un equilibrio entre el ocio y la responsabilidad. Para volver a coger el ritmo del trabajo y los "qué haceres" diarios podéis seguir estas pautas:

 

-        Dormir adecuadamente las horas que necesitemos de sueño para poder rendir al día siguiente

-        Aprovechar el tiempo que tenemos libre para relajarnos y disfrutar de nuestro ocio, amigos y familiares

-        Realizar ejercicio físico ayuda a liberar el estrés y despejar la mente

-        Seguir una rutina diaria que nos permita mantener un orden y evitar así ponernos nerviosos

-        Mantener una actitud positiva, sin quejas repetitivas que no son productivas y nos meten en ese círculo vicioso de negativismo del cuál puede costar salir.

-        Intentar, en la medida de lo posible, no llevar trabajo a casa y comenzar por las tareas de menor grado de dificultad

 

 

Este periodo de readaptación a la rutina no debería durar mucho más de un par de semanas. Puede ocurrir que se demore más de lo normal y empieces a presentar síntomas como: estrés, ansiedad, sudoración, palpitaciones, cansancio, insomnio, apatía etc. Si este cuadro se alarga en el tiempo y no sabes cómo cambiar esta dinámica quizá puede que sea el momento de acudir a un profesional de la salud mental y averiguar qué es lo que te está causando tanto malestar emocional, que al final repercute en la salud física.  Una actitud positiva está relacionada con la satisfacción que sintamos respecto a nuestra profesión, nuestra pareja, amigos…y quizá esta sintomatología que parece que no podemos afrontar con nuestras propias herramientas nos dé cuenta de que algo en nuestra vida no marcha del todo bien. Así con la ayuda de un experto se puede trabajar estas dificultades de la vida diaria que hace que no estemos del todo satisfechos con uno mismo.